por Fabian Andres Rengifo Mayorga 3 anos atrás
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Qué lejos estamos de la realidad educativa; son grandes y complejas las dificultades a las que se enfrenta la educación en Colombia; partamos de entender que la educación es la posibilidad de desarrollar la capacidad intelectual, moral y afectiva en los individuos, siendo así, debe garantizarse a cada uno de los niños, niñas y adolescentes hasta en el último rincón de nuestro país; no existen estas garantías, por el contrario parece que se agudizan y no se ve que se pongan criterios que permitan dar solución a algunas de estas situaciones; solo surgen pañitos de agua tibia con políticas educativas sin fundamento.
Desde la perspectiva cotidiana, el acceder a la educación superior y continuar con esa formación educativa, es todo un reto, por un lado son contados los cupos para las universidades publicas y en las privadas, los costos apagan las expectativas de los educandos y sus familias, aun así algunos lo hacen, viéndose obligados a endeudarse e inclusive pagar sumas exageradas.
Considerado uno de los pilares de la educación en Colombia, el problema radica en que no se le da la suficiente importancia; partamos de que si no hay inversión, no hay calidad, imposible, menos cuando las condiciones no están dadas en la mayoría de instituciones de nuestro país, más en las que están apartadas de las zonas urbanas, si no hay esa integralidad, no hay posibilidad de evitar la impactante deserción escolar y menos atenderlos de forma pertinente e inclusiva y con calidad.
Desde nuestro punto de vista, esta es una de las problemáticas con las que dia tras dia los docentes nos enfrentamos, buscando la continuidad del proceso educativo, partiendo de que el estudio es la herramienta fundamental para el futuro de las familias y las comunidades.
Esta problemática presenta un rango amplio, las instituciones trabajan bajo unas directrices o políticas educativas, estipuladas por el ministerio de educación nacional, estas obedecen a un sistema estandarizado que en los últimos años se ha demostrado que no están acordes a nuestros contextos educativos; en ese orden de ideas, realmente están permitiendo la deserción e impidiendo la calidad de la educación inclusiva.