Los parásitos pueden ingresar al cuerpo humano a través de diferentes vías como la cutánea, mucosa y digestiva. En la vía cutánea, ciertos parásitos rompen la barrera de la piel mediante enzimas o a través de picaduras de artrópodos, mientras que en la vía mucosa, otros como el Toxoplasma, entran directamente a través de las mucosas.