av joaquin chazarreta 6 måneder siden
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Los hábitos, costumbres y pensamientos de un grupo ejercen una fuerte influencia en sus miembros. Las diferencias en estas áreas pueden provocar problemas graves de adaptación y relaciones sociales dentro del equipo. Grupos no entrenados en relaciones humanas tienden a rechazar, segregar o incluso perseguir a minorías o individuos con diferentes convicciones. Es crucial analizar las causas de conflictos sociales en la vida moderna, dado que las personas participan en numerosos grupos diversos. Es fundamental aprender a trabajar en equipo y liderar eficazmente. Un buen líder debe detectar rápidamente problemas interpersonales y grupales, buscando soluciones adecuadas. Las reuniones regulares permiten al líder identificar problemas y facilitan la expresión de inquietudes por parte de los miembros. Actividades sociales extralaborales ayudan a mantener la unidad y mejorar el ambiente. La intervención de un psicólogo puede ser invaluable en resolver problemas graves de relaciones sociales. Los tests individuales y grupales son útiles para mejorar el clima social y la socioterapia ayuda a comprender nuestras acciones, mejorar la comunicación y detectar necesidades de reubicación o tratamiento psicológico.
En grupos mixtos de trabajo pueden surgir problemas significativos en las relaciones sociales. Algunas personas, debido a hábitos, educación, miedo o timidez, pueden no estar preparadas para trabajar con miembros del sexo opuesto. Algunos hombres pueden afectar negativamente el trabajo en equipo cuando deben colaborar con mujeres, mostrando actitudes de indiferencia, desprecio o falta de tacto para mantener relaciones profesionales adecuadas.
La frustración surge cuando hay obstáculos en alcanzar objetivos o deseos. Es común en la vida y refleja el equilibrio emocional en cómo se maneja. Puede manifestarse de diversas formas: agresiva, resignada, escapista, diplomática o positiva. En la gestión de personal, evitar la frustración de los empleados es crucial, ya que puede afectar negativamente las relaciones y la eficacia del trabajo en grupo.
Es crucial que las funciones y responsabilidades de los grupos sean definidas con claridad pero también con flexibilidad para permitir libertad de acción. Los directivos deben valorar las capacidades de sus subordinados, escuchar sus sugerencias y evaluar su viabilidad antes de decidir el momento y lugar adecuado para implementarlas. Es importante que los empleados reconozcan que los directivos, al tener una visión integral de la empresa, son los más idóneos para determinar la viabilidad de los planes propuestos.
Es fundamental para cualquier organización establecer claramente las responsabilidades y tareas de los equipos de trabajo. Cuando las normas no están bien definidas, surgen conflictos internos y luchas por el control de ciertas tareas. Esta falta de claridad causa malestar interno, disipa esfuerzos y afecta negativamente el funcionamiento eficaz de la organización.
En un entorno donde prevalece confianza y comprensión mutua, las relaciones sociales y laborales pueden prosperar naturalmente. La responsabilidad de crear y mantener estas condiciones de paz y armonía recae principalmente en el líder del grupo. Diferentes tipos de líderes, debido a su carácter y forma de actuar, pueden generar resultados diversos en el ambiente que gestionan.
El jefe lider, permite a cada uno de los integrantes expo- ner su opinión y aportar ideas para la mejor solución de los problemas, Coordina la reunión de forma tal, que todo el mundo participe, y orienta las discusiones con miras a obtener resul- tados concretos, Goza del respeto y la colaboración de los demás, creando un clima de confianza,
El jefe dictatorial, domina a su voluntad sin consultar a los miembros del grupo, lo que trae como consecuencia resentimientos y hasta rebelión de algunos miembros del grupo.
El jefe pasivo, adopta una posición totalmente opuesta dejando en manos de sus subordinados la total iniciativa y las decisiones que a él le pertenecen. Reina un ambiente de confusión y anarquía total.
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En toda organización existen diferentes niveles jerárquicos que provocan un distanciamiento social y falta de comunicación directa entre los directivos y los empleados. Esta se efectúa a través de los mandos intermedios. Cuanto mayor sea la distancia y falta de conocimiento exacto de los casos, mayor serán también los problemas de comunicación y de relaciones humanas. La falta de vínculos directos puede crear barreras que son perjudiciales para el desempeño de los individuos y de los grupos, o tomar decisiones injustas, inadecuadas o irrealizables.
En grupos que han permanecido inalterados en su composición durante mucho tiempo se hace muy difícil el ingreso de un nuevo componente. Si integración completa puede demorar mucho tiempo o no concretarse nunca. La integración de un nuevo integrante debe ser estudiada y planificada definiendo y explicando al interesado y al jefe del grupo, el cargo y las funciones que aquél cubrirá. El que ingresa, deberá estar a su vez en antecedentes sobre las personas y las costumbres más usuales.
Hay individuos que actúan como elementos modeladores entre los integrantes de un grupo, siendo un factor de equilibrio y estabilidad para el equipo. Su alejamiento puede llegar a provocar un fuerte desequilibrio y la división interna.