door audrey andrea polo guzman 4 jaren geleden
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La velocidad de la luz. En el vacío es por definición una constante universal de valor 299.792.458 m/s(suele aproximarse a 3·108 m/s), o lo que es lo mismo 9,46·1015 m/año; la segunda cifra es la usada para definir al intervalo llamado año luz. Se simboliza con la letra c, proveniente del latín celéritās (en español celeridad o rapidez), y también es conocida como la constante de Einstein.[cita requerida] El valor de la velocidad de la luz en el vacío fue incluida oficialmente en el Sistema Internacional de Unidades como constante el 21 de octubre de 1983, pasando así el metro a ser una unidad derivada de esta constante. La rapidez a través de un medio que no sea el "vacío" depende de su permitividad eléctrica, de su permeabilidad magnética, y otras características electromagnéticas. En medios materiales, esta
es inferior a "c" y queda codificada en el índice de refracción. En modificaciones del vacío más sutiles, como espacios curvos, efecto Casimir, poblaciones térmicas o presencia de campos externos, la velocidad de la luz depende de la densidad de
de ese vacío
La fuente de luz tradicional de la humanidad ha sido la proveniente del Sol, que nos irradia constantemente con luz visible, calor, luz ultravioleta y radiaciones de otros tipos.
La luz artificial es aquella fabricada por el hombre a partir de otra fuente de energía. La mayoría de nuestras actividades no existirían si no tuviéramos una fuente de luz alterna. La ventaja que tenemos sobre las fuentes artificiales es que podemos manipularlas a nuestro antojo, podemos modificar la intensidad, la cantidad de luz y ajustarla a cada situación. Sin embargo la luz artificial tiene menos calidad si la comparamos con la luz natural.
Se conoce como luz natural en fotografía a aquella que proviene directamente del sol y se ve afectada por factores atmosféricos como las nubes. La luz artificial, en cambio, es la producida por medios técnicos, como bombillas o focos.
También entendemos como luz natural otros fenómenos de la naturaleza como los relámpagos, las estrellas o incluso el fuego, pero éstos no son significativos en fotografía como sistema de iluminación.
Según su comportamiento frente a la luz, los cuerpos se clasifican en transparentes, translúcidos u opacos
Los objetos opacos, por último, son los que no dejan pasar la luz, absorbiendo el total de la que reciben no reflejando ni siquiera brillo. La mayoría de los objetos con los que las personas están en contacto, especialmente los construidos por el hombre, son de este tipo pues los materiales con los que se fabrican también lo son.
Los cuerpos translúcidos son aquellos que dejan pasar un poco de luz, pero no la suficiente como para ver en forma clara lo que hay detrás de él. Serían un nivel intermedio entre los transparentes y los opacos.
Los cuerpos transparentes son aquellos que dejan pasar casi toda la luz que incide en él. La intensidad de la luz incidente es muy parecida a la transmitida, y eso explica que habitualmente no sean tan propensos a calentarse.