door DUVAN IBARGUEN AMUD 6 jaren geleden
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Sapzurro está ubicado en una franja estrecha de tierra, rodeada por colinas y montañas. Por este motivo, las playas son usadas tanto como espacios para las viviendas y los negocios, como el lugar predilecto para la llegada, el tránsito y la salida. Allí el lugareño explora al otro, al turista, al foráneo; se le reconoce, se averigua para dónde va y cuánto tiempo se va a quedar. En la playa se observan sus costumbres y formas de manejo y de exposición del cuerpo, en especial durante el baño en el mar, momento en el que se curiosean los vestidos de baños de unos y la desnudez de otros. Esta es la zona elegida para las fiestas, las celebraciones y para el luto, pues en esta misma porción del territorio, aunque alejadas unas de otras, están ubicadas las dos discotecas y el cementerio.
Los conocimientos de la pesca de esta zona están atravesados por los saberes nacidos en otros lugares, como en los departamentos de Sucre y Bolívar, dada la relación de los fundadores y antiguos habitantes de la región con San Onofre y Cartagena, y por los viajes a Barú e Isla Fuerte que eran puertos reconocidos en las antiguas rutas de navegación. El Chocó también está presente en este cúmulo de conocimientos, pues cuando aún se navegaba con embarcaciones de vela, los marineros realizaban viajes por el golfo, pero también se adentraban por el río Atrato, generando intercambio de experiencias y observando el desarrollo de las diferentes actividades, entre ellas, la pesca.
En cuanto a las especies y las clasificaciones, hay algunas que tienen relación con el ecosistema al cual pertenecen. Se separa los peces que viven en los bajos, de aquellos que viven en las algas. Se diferencian las especies que viven “a pique” o cerca a los fondos, y los que viven en aguas más superficiales.
El mar es considerado un sitio tranquilo y libre de espantos, apariciones o visiones. Estas son conectadas preferentemente con las playas y aún más con el monte. Los peligros de este espacio acuático están representados por los tiburones, en especial la tintorera o tiburón tigre, y el tiburón azul; así mismo, por el mal tiempo, es decir por los cambios atmosféricos percibidos como desfavorables. Estas variaciones se relacionan con temporadas de huracanes y tormentas en La Florida y en otras zonas del Caribe como Las Antillas.
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Las personas entrevistadas consideran que si se acabaran realmente los recursos marinos de la comunidad de El Valle, la vida sería más difícil y costosa, que comerían “vacío” y que las generaciones futuras no tendrían la posibilidad de conocer las riquezas del mar. Además son conscientes de las ventajas que tiene la pesca sobre la agricultura y el trabajo asalariado en términos económicos y de manejo independiente del tiempo. Creen que, en la actualidad, algunas especies todavía son abundantes, como el jurel (Caranx canninus), el atún de carnadas (clarita y agallota), el pargo (Hoplopagrus guentherii) y el espejuelo (Selene peruviana), en razón del número de crías o porque “tienen sentidos” y logran comunicar el peligro a otros individuos de su especie. En cambio, otras han disminuido sus poblaciones como el burique (Caranx caballus), la albacora (Thunnus albacares), el mero (Epinephelus labriformis), el pejegallo (Nematistius pectoralis), el róbalo (Centropomus nigrescens ), el bravo (Seriola rivoliana), el sábalo real, la chopa (Kyphosus elegans) y la sierra guajú (Acanthocybium solandri), por el uso de mallas y motores, por el aumento de habitantes en El Valle y por los barcos pesqueros que se acercan a la orilla.
En las representaciones artísticas destinadas a los turistas, son frecuentes los delfines, las ballenas, el pez marlín, el pez vela, los tiburones y las tortugas, especies que inspiran orgullo, respeto o afecto. Estas figuras se tallan en tagua, coco y madera para hacer diversos utensilios. Además se usan caracoles y conchas de almejas para hacer grabados en las paredes y cortinas; las vértebras y las mandíbulas del tiburón se emplean para fabricar collares, aretes, lámparas y cortinas. La mandíbula de este animal también se usa como adorno en algunas casas. La concha de tortuga carey es empleada para hacer aretes y anillos. Ocasionalmente se capturan caballitos de mar para hacer collares y escamas de sábalo real o de pargo para hacer cortinas y lámparas. Las estrellas de mar se venden como adorno. Las conchas de las tortugas se secan y se venden.
Los nativos de la zona reconocen la mayoría de las especies con los nombres comunes de uso extendido en el Pacífico colombiano; sin embargo se observa que los pescadores dan otros nombres de acuerdo al color, al sonido que emite el animal, o a su forma. También reconocen las diversas especies por su comportamiento, al punto que saben si el animal que se acerca o están observando de lejos es “malo” o “bueno”, “bravo” o “bobo”. Dentro de un mismo taxón se distinguen géneros, especies y variedades. El pargo, por ejemplo, puede ser lunarejo o rojo y el atún puede ser aletiamarillo o patiseca. La ballena, la tintorera y el cachalote se reconocen por los sonidos que producen. El nivel de inteligencia es usado comúnmente para clasificar las especies animales; la ballena jorobada y el delfín se consideran los más inteligentes, si se comparan con otros peces pequeños y abundantes como la viuda.
En cuanto a las tradiciones, se conoce que al salir de faena, los pescadores se encomiendan a Dios, a la Virgen María y al Santo Ecce Homo, al cual el pueblo de El Valle le tiene gran devoción. Estas medidas les ayudan a tener una mejor pesca y los protegen de los peligros del mar, entre los cuales se encuentran los encantos o visiones como las sirenas que suelen encontrarse mar adentro o en puntas rocosas, donde hay mucho pescado; el riviel, una embarcación iluminada que se divisa en la noche como si estuviera más cerca de lo que en realidad está; o la mula de cuaresma, que en realidad es una mujer que andaba con un cura y que ahora aparece como un animal que arrastra unas cadenas