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by YADIRA ESTEFANIA PALMA ZAMBRANO 4 years ago

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La conducta ética del emprendedor

La conducta ética y la responsabilidad social son cruciales para todos los emprendedores, independientemente del tamaño de su empresa. Las pequeñas empresas suelen operar con mayor informalidad y reflejan más fácilmente la personalidad y actitudes del emprendedor, lo cual puede llevar a diferencias significativas en comparación con las grandes empresas.

La conducta ética del emprendedor

La conducta ética del emprendedor

LA PEQUEÑA EMPRESA Y SU CADENA DE SUMINISTRO: LA ÉTICA DE COMPRAR Y VENDER.

Ya se mencionó que las consideraciones éticas son independientes del tamaño de la empresa, aunque las empresas pequeñas operan casi siempre con mayor informalidad y reflejan con mayor facilidad la personalidad y las actitudes del emprendedor (Long- necker y col., 1989). De esta manera, al estudiar con mayor profundidad la perspectiva de los pequeños empresarios hacia su responsabilidad social se ha encontrado que sus conductas difieren de las conductas asociadas con las empresas más grandes, mientras que el efecto de las decisiones en estas últimas es considerablemente de mayor magnitud.
-Asesoramiento cuestionable respecto a inversiones. -Favoritismo en promociones de personal -Aceptar defectos en diseños peligrosos -Informes financieros discutibles -Publicidad engañosa

-Avaricia y búsqueda de beneficios. -Naturaleza de la competencia y el deseo de derrotar al otro en un contexto competitivo. -La necesidad de restablecer la justicia.

Establecer los criterios para iniciar una nueva empresa en el marco ético y de responsabilidad social.Comprender cuáles son las conductas aceptadas en la comunidad de negocios y cómo han evolucionado a través del tiempo establecer los criterios para iniciar una nueva empresa en el marco ético y de responsabilidad social.

EL EMPRENDEDOR Y SU FUNCIÓN EN LA ECONOMÍA DEL SIGLO XXI MÁS ALLÁ DE LA ÉTICA PROFESIONAL
Por supuesto, no podría ser igual o superior al de los miembros de la sociedad española de aquel entonces porque la moral de Europa del siglo XVI no lo permitía. Aunque los tiempos han cambiado, sí prevalece que distintas culturas tienen a menudo perspectivas diferentes de la ética de los negocios. Las economías contemporáneas que toleran la corrupción en el ámbito de los nego- cios desalientan a los inversionistas extranjeros, quienes buscan otras opciones para sus operaciones internacionales. En el caso del soborno, que representa una de las formas más comunes de corrupción, los países latinoamericanos sobresalen por su tolerancia cultural a esta práctica de gestión. El soborno se define como un pago en dinero o especie que genera una obligación recíproca entre dos partes, y está orientado a inducir un comportamiento no ético de parte de la persona que recibe el soborno. Un enfoque a este tipo de conductas afirma que el conocimiento a fondo de las actitudes culturales de los administradores locales hacia el soborno ayuda al directivo a erradicar el problema.Entonces, es de esperar que la actitud del emprendedor y su contexto inmediato favorecen el acto del soborno a través de la complacencia hacia el mismo.
LA PRÁCTICA DE LOS NEGOCIOS INCOMPATIBILIDAD DE HACER NEGOCIO Y LA GESTIÓN SOCIALMENTE RESPONSABLE.
Es evidente que no obtener la rentabilidad requerida y no respetar los principios morales lleva a la empresa a una posición de fracaso a corto o mediano plazo, es decir, por no obtener resultados económicos ni respetar los principios axiológicos (Llano, 1997). Asimismo, exigir a la empresa que sacrifique los primeros con el propósito de atender a su respon- sabilidad social en todos los aspectos es una posición que se puede calificar de idealista o romántica. Sin embargo, una orientación meramente pragmática orientada sólo a resultados económicos o rentabilidad es inaceptable, por lo que el reto de conciliar la rentabilidad y la responsabilidad definitivamente tiene sentido como la visión máxima de la empresa.Las estrategias y las prioridades de la organización exitosa están relacionadas de alguna manera con una excelente administración del factor humano.
EL ECOSISTEMA EMPRESARIAL LA COMUNIDAD EMPRESARIAL Y LA EMPRESA
Como ya se argumentó (Cárdenas, 2006), la organización contemporánea debe consi- derar una serie de objetivos pragmáticos que atender y, de modo simultáneo, responder a imperativos éticos que le demanda la sociedad en que se desenvuelve. Es evidente que no obtener la rentabilidad requerida y no respetar los principios morales lleva a la empresa a una posición de fracaso a corto o mediano plazo, es decir, por no obtener resultados económicos ni respetar los principios axiológicos Llano, 1997.Las estrategias y las prioridades de la organización exitosa están relacionadas de alguna manera con una excelente administración del factor humano. Las investigaciones de Fitz-Enz (1997) en el SARATOGA Institute indican que las empresas que observan de manera consistente ciertas características o fuerZAS IMPULSORAS sobresalen de sus competidoras tanto en el aspecto financiero como en el social.
LA ÉTICA Y EL JOVEN EMPRENDEDOR
La conducta ética y la responsabilidad empresarial son imperativos de gestión para las empresas de cualquier tamaño e independientes de la etapa de desarrollo en la que se encuentre. Por lo mismo, este imperativo ético trasciende a las personas que participan en la gestión. El emprendedor, quien se enfrenta por primera vez al complejo contexto empresarial, echa mano necesariamente de lo que Eduardo Schmidt (1997) denomina ACTITUD MORAL FUNDAMENTAL, misma que se ha desarrollado consciente o inconscientemente du- rante su vida: todo lo que le sucede al individuo durante su vida va conformando esta ACTITUD, en la medida que pueda influir de forma más o menos permanente en su pro- ceso de elección.