by Xiomara Cardona Alzate 7 months ago
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El Internet de las cosas (IdC) describe objetos físicos (o grupos de estos) con sensores, capacidad de procesamiento, software y otras que se conectan e intercambian datos con otros dispositivos y sistemas a través de internet u otras redes de comunicación.1234 El Internet de las cosas se ha considerado un término erróneo porque los dispositivos no necesitan estar conectados a la Internet pública. Sólo necesitan estar conectadas a una red y ser direccionales individualmente.56
Este campo ha evolucionado gracias a la convergencia de múltiples tecnologías, como la informática ubicua, los sensores, los sistemas integrados cada vez más potentes y el aprendizaje automático.7 Los campos tradicionales de los sistemas embebidos, las redes de sensores inalámbricos, los sistemas de control y la automatización (incluida la domótica y la inmótica) hacen posible, de forma independiente y colectiva, el Internet de las cosas.8 En el mercado de consumo, la tecnología del IdC es más sinónimo de productos sobre el concepto de «hogar inteligente», que incluye dispositivos y aparatos (dispositivos de iluminación, termostatos, sistemas de seguridad del hogar, cámaras y otros electrodomésticos) que soportan uno o más ecosistemas comunes. Puede controlarse a través de dispositivos asociados a ese ecosistema, como los móviles y altavoces inteligentes. El IdC también se utiliza en los sistemas sanitarios.9
Hay muchas preocupaciones sobre los riesgos en el crecimiento de las tecnologías y productos del IdC, especialmente en lo que respecta a la privacidad y la seguridad. En consecuencia, la industria y los gobiernos han comenzado a tomar medidas para hacer frente a estas preocupaciones, incluyendo el desarrollo de normas internacionales y locales, directrices y marcos regulatorios.10
INTERNET DE LAS COSAS
Las aplicaciones de la domótica son incontables, pero las más comunes se centran en generar beneficios básicos mejorando el confort, la seguridad y el ahorro energético a través del panel de control (o remotamente, a través de un teléfono inteligente).
Antes de incorporar un sistema domótico es necesario valorar la funcionalidad, fiabilidad, facilidad de uso, calidad, estética y las posibilidades de modificaciones o ampliación. Luego se podrá evaluar qué instalar y cómo. De esta manera, las casas no solo se hacen más inteligentes, sino que además son más funcionariales y flexibles.
Aunque cada día se ingenian nuevas aplicaciones, todas se centran en mejorar la calidad de vida del ser humano. Hay cinco categorías en las que se podrían agrupar los múltiples beneficios de la domótica: