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a María Fernanda Chávez 4 éve

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La Fábrica de la Infelicidad-Franco Berardi Cap 1. La ideología felicista

La Fábrica de la Infelicidad-Franco Berardi
Cap 1. La ideología felicista

Podemos, desde luego, considerar la felicidad como efecto de un proceso fisioquímico y por tanto podemos intervenir sobre ciertos tipos de infelicidad, sobre diversas formas de sufrimiento mental como la ansiedad o la depresión suministrando sustancias, como los psicofármacos, capaces de actuar sobre las moléculas del cerebro. (p. 45-46)

Si queremos analizar la relación entre la mente y el mundo, un enfoque de tipo mentalista tiene indudables ventajas. Si pensamos que el mundo es una proyección de la mente, podremos llegar a la conclusión de que bastará con corregir, curar y pacificar la condición en que se encuentra el panorama de la mente para que el mundo se vuelva mejor. (p. 46)

En una perspectiva de este tipo, una vía resolutiva para enfrentarse con el problema de la felicidad puede hallarse en los psicofármacos, pero también en las técnicas de meditación del yoga. (p. 46)
La psicología budista considera la relación con el mundo y con los demás seres humanos, e incluso la propia realidad objetiva, como un efecto de las proyecciones de la mente. (p. 46)

El punto de vista de la psicofarmacología es legítimo y eficaz en la práctica. Pero su comprensión del sufrimiento mental tiene un carácter mecanicista y reductivo. Se trata de una perspectiva absolutamente parcial, unilateral, insuficiente para explicar los fenómenos del trastorno mental y del malestar, y de todo punto inadecuada para modificar el proceso psicopatógeno, salvo en sus aspectos clínicos. (p. 46)

En la relación ciberespacio/cibertiempo se crean las condiciones de la mutación pero también las contradicciones del modelo infoproductivo. (p. 41)

Se ha producido una mutación a consecuencia de la exposición de la mente orgánico a la tecnosfera digital, pero la mutación del ambiente tecnológico es mucho más rápida que la mutación de los hábitos culturales y de los modelos cognitivos. (p. 41-42)

Podemos aumentar el tiempo de exposición del organismo a las informaciones, podemos pasar más tiempo delante de la pantalla del ordenador, o acelerar los tiempos de reacción a los estímulos procedentes del universo hipermediático. Pero la experiencia no puede ser intensificada más allá de cierto límite. (p.42)
Más allá de cierto límite la aceleración de la experiencia provoca una reducción de la consciencia del estímulo, una pérdida de intensidad que concierne a la esfera de la estética, de la sensibilidad y también a la esfera de la ética. (p. 42)

La intensidad de la emoción no ha disminuido, pero la realidad del objeto emocional queda suspendida. El organismo consciente, el cuerpo-mente individual no deja de sentir emociones cuando es reclamado por un ambiente virtual. Al contrario, los estímulos emotivos se intensifican y determinan reacciones cada vez más aceleradas. Pero el objeto emocional deja de ser reconocible, distinguible, pierde concreción. El objeto emocional no es ya otro ser vivo, sino un estímulo como tantos otros. Un estímulo que es elaborado rápidamente, cada vez más rápidamente. (p. 42)

Más información y menos significado, dice por su parte Arthur Kroker. Para acelerar y hacer fluida la circulación de las informaciones es necesario, de hecho, eliminar de las autopistas comunicativas toda ambigüedad, y no hay significado sin ambigüedad. Más información y menos significado, más información y menos placer en el comunicar. (p. 43)

Encontramos una versión, particularmente pesimista, de este paso en las obras recientes de Paul Virilio, quien sostiene desde hace tiempo que la aceleración produce un empobrecimiento de la experiencia y la virtualización produce una disolución de la alteridad. El imperativo moral «ama a tu prójimo» desaparece, dice Virilio. Se nos invita a amar al lejano (tele). Y el lejano es el otro sin su realidad física, sin el olor del cuerpo, sin el miedo y el dolor de un ser vivo. (p. 42)

Las posiciones expresadas por Arthur Kroker y Paul Virilio tienen un tono conservador porque adoptan una postura negativa frente a la innovación tecnológica, como si fuese posible pararla, o como si fuese posible identificar una autenticidad de lo humano, definir condiciones humanas naturales fuera de las cuales lo humano se pervertiría. (p. 43)

No existe autenticidad humana alguna independiente de las condiciones en las que lo humano se determina concretamente. Es necesario desplazar el eje del análisis y la crítica: no podemos hablar del ser humano concreto a partir de una autenticidad humana ideal. (p. 43)

El ser humano esta en constante evolución y se adapta a cada uno de los cambios tanto en la sociedad como en el ambiente.

La Fábrica de la Infelicidad-Franco Berardi Cap 1. La ideología felicista

Rosa Luxemburg decía que el capitalismo se ve empujado desde dentro hacia un proceso de expansión contínua. (p. 40)

La colonización del tiempo ha sido un objetivo fundamental del desarrollo del capitalismo durante la edad moderna: la mutación antropológica que el capitalismo ha producido en la mente humana y en la vida cotidiana ha sido sobre todo una transformación de la percepción del tiempo. Pero en la actualidad algo nuevo está sucediendo: el tiempo se ha convertido en el principal campo de batalla. Tiempo-mente, cibertiempo. (p.40)
¿Qué es el cibertiempo?

El cibertiempo es la cara orgánica del proceso, el tiempo necesario para que el cerebro humano pueda elaborar la masa de datos informativos y de estímulos emocionales procedentes del ciberespacio. (p. 41)

El cibertiempo no es expansible sin límites, porque su expansión está limitada por factores orgánicos. Se puede expandir la capacidad de elaboración del cerebro mediante las drogas, el adiestramiento y la atención, gracias a la ampliación de las facultades intelectuales, pero el cerebro orgánico tiene límites que tienen relación con la dimensión emocional y sensible del organismo consciente. (p. 41)

Para responder a esta pregunta debemos, en primer lugar, regresar a la definición de ciberespacio

¿Qué es el ciberespacio?

El ciberespacio es la esfera de interacción de innumerables fuentes humanas y mecánicas de enunciación, la esfera de conexión entre mente y máquinas: esta esfera experimenta una expansión prácticamente ilimitada, puede crecer indefinidamente, porque es el punto de intersección del cuerpo orgánico con el cuerpo inorgánico de la máquina electrónica. (p. 40)

Llamamos ciberespacio al universo global de las relaciones posibles en el seno de un espacio rizomático que conecta virtualmente cualquier terminal humano con cualquier otro terminal humano, a través de máquinas digitales. (p. 41)

Durante algún tiempo la conquista del espacio exterior fue considerada la dirección de desarrollo de una nueva aventura de expansión capitalista. Después, por motivos difíciles de descifrar, esa dirección de desarrollo fue interrumpida, o al menos perdió impulso, y en la actualidad la dirección de expansión y desarrollo parece orientarse hacia la conquista del espacio interior, del mundo interior, el espacio de la mente, del alma: el espacio temporal. (p. 40)

Dos actitudes mentales predominan en el panorama intelectual. Una deriva del pensamiento crítico del siglo XX, de las experiencias políticas de tipo socialista. La otra florece en la frondosa jungla de la economía postindustrial. (p. 37)

La primera actitud se funda en el miedo a la innovación tecnológica y económica como portadora de un mal o, por lo menos, de un peligro. (p. 37)
Ambas posiciones son intelectualmente insatisfactorias, moralmente hipócritas y políticamente paralizantes. (p. 38)
Esta actitud se manifiesta en una cultura política conservadora y retrógrada. (p. 37)
La segunda actitud consiste, por el contrario, en la exaltación de la economía capitalista como si a ella se debiera atribuir el enriquecimiento que proviene de los progresos de la ciencia y la tecnología. (p.37)
Del mismo modo en que la evolución natural con su despiadada selección elimina a los débiles y permite a los fuertes prosperar, así la sociedad humana no puede progresar si no es gracias a la violencia y la explotación. (p. 38)

Cuanto más rica, eficiente, agresiva se hace la clase global que domina las nuevas tecnologías y concentra en sus manos el dominio de la red mundial, más se expande la masa de los excluidos. (p.38)

DESIGUALDAD

Una enorme mayoría de excluidos obligada a desarrollar, en condiciones de semiesclavitud, las funciones dependientes de ese circuito global, cuando no condenada a la guerra, a la miseria y a la enfermedad. (p. 39)

El proceso de producción globalizado tiende a convertirse en proceso de producción de mente por medio de la mente. Su producto específico y esencial son los estados mentales. (p. 35)

La máquina digital incorpora un cierto número, un número creciente de automatismos emocionales que son inoculados en el organismo humano desde la infancia, desde las primeras fases formativas. (p. 36)
Los seres humanos están atravesando una fase de reprogramación neurológica, psíquica, relacional. El hardware de los organismos bioconscientes está en fase de mutación, de rediseño acelerado. No es posible pensar que sobre estos nuevos terminales pueda correr el mismo software que corría sobre los organismos generados por la revolución humanista. (p. 36)

Hay que deshacerse del prejuicio según el cual el homo sapiens representa el punto de llegada último y óptimo de la evolución. Por ello es necesario abandonar el punto de vista del homo sapiens, que nos predispone a la sospecha, al rechazo y a la incomprensión frente a la mutación en curso del organismo bioconsciente. (p. 37)

La emoción, entendida como estimulación de relaciones físicas y psíquicas, sólo parcialmente controlables por la razón, es cada vez con más frecuencia despertada y provocada por cadenas de automatismos tecnológicos. Esto no puede suceder sin una mutación del sistema emocional humano y, tal vez, incluso sin mutaciones del propio aparato neuronal, del propio hardware cuerpo y mente. (p. 36)

El sufrimiento de la mayoría de la población mundial, de aquellas personas que están excluidas del circuito de la infoproducción o que son tan sólo terminales pasivos de éste, se manifiesta como empobrecimiento material y como superexplotación. (p. 35)
Por eso se apoya en una auténtica ideología de la felicidad que, sin embargo, esconde o, más bien, deja de lado efectos de infelicidad crecientes que se manifiestan fuera del circuito virtualizado pero también en su interior, en el trabajo, en la vida y en el psiquismo de aquellos que están inmersos en el proceso de producción virtual. (p. 35)
Por completo diferente es el enfoque de la felicidad implícito en el pensamiento político moderno. En el vocabulario político esta palabra tiene un lugar muy marginal, aunque la constitución norteamericana afirme que todo individuo tiene el derecho a buscar su propia felicidad. (p. 47)

El progreso científico y civil produciría un constante incremento de la felicidad colectiva. (p. 47)

El positivismo identificaba el progreso científico con el progreso de la felicidad humana, aunque Freud contradijera esta fe en su propio terreno, el de la ciencia positiva, proyectada hacia las profundidades de la mente humana. El siglo XX ha seguido cultivando la ilusión positivista, al menos en la cultura de masas y en el trasfondo implícito de la cultura política. (p. 48-49)

La felicidad no es un objeto científico, sino un objeto ideológico muy importante. De ese modo debe ser estudiado. En otras palabras, aunque no sea posible tener un discurso científicamente motivado y coherente sobre la felicidad —y que por tanto sólo pueda definirse de forma muy vaga—, en el discurso público circulan flujos de comunicación construidos en torno a una idea de felicidad. (p. 48)

El discurso público se funda sobre la idea de que ser feliz no sólo es posible, sino casi obligatorio y que si se quiere alcanzar ese objetivo es necesario atenerse a algunas reglas, seguir ciertos modelos de comportamiento. (p. 48)

El discurso político totalitario y el democrático, en el siglo XX, han colocado por igual la felicidad como horizonte de la acción colectiva. (p. 49)

La ideología de la new economy afirma que el libre juego del mercado crea el máximo de felicidad para la humanidad en general. (p. 49)

El discurso publicitario se funda sobre la creación de modelos imaginarios de felicidad con los que los consumidores son invitados a conformarse. La publicidad es producción sistemática de ilusión y por lo tanto también de desilusión, de competencia y, por tanto, también de fracaso, de euforia y, por tanto, también de depresión. (p. 50)

En nombre de una felicidad colectiva y homologada, los regímenes totalitarios, como el nazismo, el fascismo y el socialismo autoritario de las democracias populares, han negado la libertad de las personas y han creado las condiciones de una tristeza inmensa. Pero también la economía liberal, con su culto del beneficio y del éxito, representada de forma caricaturesca pero persuasiva en el discurso publicitario, ha acabado por producir una infelicidad mediante la competencia, el fracaso y la culpabilización. (p. 49)

Nos venden una idea falsa de felicidad

No existe una condición que se deba seguir para alcanzar la felicidad. Precisamente la pretensión de que exista una condición feliz es la premisa de la infelicidad, dice Watzlawick. (p. 44)

Freud en una carta a Fliess habla del carácter interminable del análisis. Con esta expresión Freud define el fin, el punto de llagada e incluso el sentido último del psicoanálisis. Al decir que el punto de llegada del proceso analítico es la comprensión del carácter interminable del análisis, quiere decirnos que ninguna ciencia y ninguna técnica puede proponerse alcanzar la felicidad. (p. 44)

El acceso a la cultura supone la eliminación, la destrucción, la puesta entre paréntesis de la propia idea de felicidad. El acceso a la cultura, precisamente porque comporta una inversión productiva y racional de la libido, implica una sublimación del deseo y de lo que Freud define como instintos primarios (Trauben). (p. 44)

El desarrollo de la economía capitalista se apoya particularmente en este desplazamiento de la relación entre el deseo y lo vivido. (p. 45)

Gracias a esta separación el mundo de las cosas ha podido extenderse, complicarse, absorbiendo tiempo de trabajo e inteligencia. Lo que se acumula en la economía capitalista es placer no vivido, o bien, placer sublimado. (p. 45)

Bataille formula la hipótesis de que la parte maldita sea el exceso de deseo, aquel deseo que debe ser sacrificado para dejar espacio al desarrollo de la economía. La parte maldita es la crítica viviente de la economía y del capitalismo, el deseo que reafirma su existencia contra la lógica sacrificial del capitalismo. (p. 45)