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a Brenda Cortez 3 éve

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Alimentar la capacidad metafóricaPrimera infancia y derechos culturales

La infancia y sus derechos culturales requieren una revisión continua de nuestras prácticas y la eliminación de cualquier sesgo etnocéntrico. Este proceso implica desafiar la concepción de la cultura como un producto de consumo masivo, promoviendo en cambio una diversidad de experiencias culturales que no se reduzcan a meras mercancías.

Alimentar la capacidad metafóricaPrimera infancia y derechos culturales

Alimentar la capacidad metafórica Primera infancia y derechos culturales

1.2 Expresión y creación como manifestaciones de una subjetividad activa y autónoma

El artista
El arte

La obra de arte, para quienes disponen de su uso, […] conduce al sujeto a una rec1reación y a una reinvención de sí mismo.

confiere una función de sentido y de alteridad a un subconjunto del mundo percibido.

la percepción estética, desprenden, desterritorializan un segmento de lo real haciéndole jugar un papel de enunciador parcial.
Heidegger, citado por Larrosa, dice:
Los niños pueden

ser grandes inventores; la relación con las palabras, con los juguetes, con la naturaleza, con los otros, es una relación de descubrimiento y creación. De allí que niño y artista construyan una relación de estrecha hermandad.

“Hacer una experiencia con algo significa que algo nos acaece, nos alcanza; que se apodera de nosotros, que nos tumba y nos transforma”
Benjamin
“Experiencia y pobreza”

Pobreza de la experiencia

No hay que entenderla como si los hombres añorasen una experiencia nueva, , añoran un mundo entorno en el que puedan hacer que su pobreza, la externa y por último también la interna, cobre vigencia tan clara, tan limpiamente que salga de ella algo decoroso. No siempre son ignorantes o inexpertos. Con frecuencia es posible decir todo lo contrario: lo han “devorado” todo, “la cultura” y “el hombre”, y están sobresaturados y cansados.

afirma que tenemos el conocimiento, pero como algo exterior a nosotros, como un útil o una mercancía. Hay infinidad de estímulos y, sin embargo, pobreza de experiencias, pues lo que consumimos no deja huella en nosotros, no se produce una relación íntima que altere la subjetividad, no hay apropiación sensible del objeto[

Los finales del siglo XX e inicios del XXI
suman a ritmo vertiginoso nuevas máquinas, y a la pasividad de la mirada frente a la televisión agregan la transformación cognitiva de un niño activo frente a la pantalla, incitado a la actividad frenética, de rápida resolución, lucha de poder frente a los aparatos que lo desafían.

1.1 La cultura en la crianza: cultura de cuidados, nuevas formas de familia y el niño mediático-tecnológico

Mutaciones culturales los niños
ya no se diferencian de los adultos

por dos razones: la relación con el consumo y el acceso a la información a través de la tecnología.

Para la comprensión hace falta la empatía,
nuevas modalidades subjetivas que pueden interpelar desde la infancia, o las disruptivas frente a lo homogéneamente aceptado,
Familiares actuales
familias monoparentales, familias con niños nacidos por inseminación artificial y con donante de esperma u óvulos anónimos, niños hijos de parejas homosexuales; todas ellas y otras hacen a la cultura de la infancia.
hablan de modificaciones en los modelos tradicionales
La crianza
la supervivencia

cuando los contextos son muy complejos, casi podríamos decir que la supervivencia lo es todo y que en esa serie de acciones que las madres o los padres realizan están en juego valoraciones afectivas y de cuidado

Se refiere al conjunto de tareas que prodigan cuidados para asegurar la supervivencia de los más pequeños.
En sus distintas modalidades y los vínculos entre niños y adultos constituyen un fondo cultural de alta densidad en la vida de los niños y las familias
Cultura de la infancia
No nos referimos únicamente al arte, al juego, a las expresiones creadoras.

Intervención cultural

los más pequeños
son los que están aprendiendo a expresarse, los que buscan afanosamente comprender el mundo, los que están urgidos de un entorno amoroso y dialógico para entrar en la cultura y construir su propio psiquismo; sin embargo pueden resultar los menos visibles de nuestra sociedad
entendemos
el acceso al juego, al arte, a la lectura, a la palabra y a la narración como hechos comunitarios, además de la ampliación del universo de prácticas familiares que acompañan espontáneamente a los niños desde su llegada.

1.3 El derecho a la existencia de lo diverso

Vilma Gómez
constituye un desafío enorme para la política cultural destinada a la primera infancia diseñar e implementar dispositivos de acompañamiento que permitan incluir a los niños en nuevas prácticas sin arrasar el bagaje de sentidos que los constituye como integrantes de sus pueblos, con el que son capaces de pensar, elaborar ideas, sentir, constelarse en el mundo.
El derecho a la identidad
puede convertirse en mera retórica cuando la cultura dominante produce un desgajamiento de la cultura de origen.
las principales rupturas con la identidad, la lengua y la cultura
Estas rupturas

en algunos casos, van acompañadas de migraciones constantes para alcanzar el ciclo escolar básico y medio completo.

está mediada por el paso de los niños y niñas indígenas de la casa a la escuela.
la mayoría de los contenidos de la educación
van tallando una trocha que en español va tomando un rumbo donde se relegan, invisibilizan y callan las palabras e historias propias, las celebraciones, los rituales con los que se ha iniciado la vida. La imagen de ancestros y sabedores no hará parte de los libros de texto
en algunas escuelas
el contacto entre niños y niñas de diferentes pueblos refuerza la necesidad de comunicarse en su propio idioma,

1. Reflexiones sobre el concepto de cultura y su dimensión política

La contemporaneidad
Es la relación singular con el propio tiempo, que adhiere a éste, pero a la vez toma su distancia. En la distancia puede hallarse la luz. La intervención sobre el presente, para producir singularidad, requiere al menos la intencionalidad de volvernos contemporáneos.
Proponernos
Garantizar los derechos culturales de los niños implica una mirada amplia sobre las propias prácticas y también un esfuerzo por revisar reiteradamente cualquier señal de etnocentrismo o las marcas propias de vivir inmersos en nuestro tiempo, velados por un presente que dificulta advertir las sombras del propio contexto
La lógica del mercado
Apela al poder que la repetición tiene sobre los niños y los adultos para fijar o acuñar estereotipos. Con la insistencia de la publicidad, los productos que inundan el mercado de consumo infantil se instalan en la vida cotidiana a riesgo de saturar los espacios destinados al intercambio y a la comunicación, al juego y a la experiencia
La infancia
Se trata también

De interpelar una concepción de cultura como cultura de masas o “máquina de producción de subjetividades capitalísticas”, tal como lo define la pensadora brasileña Suely Rolnik

es para mostrar ese carácter heterogéneo que construye sensibilidades, representaciones, afectaciones diversas, y disponernos a una búsqueda, a la creación de experiencias culturales más allá de la lógica cultura-mercancía