La disponibilidad de aplicaciones en la nube depende estrechamente del acceso a Internet, lo que puede limitar su uso en áreas con conectividad deficiente. Además, la centralización del almacenamiento de datos y aplicaciones crea una dependencia significativa de los proveedores de servicios, aumentando el riesgo de vulnerabilidades, especialmente para datos sensibles que no residen en las instalaciones de las empresas.