Tras la Primera Guerra Mundial, las potencias vencedoras impusieron un tratado de paz a Alemania, que se firmó en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles en Francia. Este tratado, firmado el 28 de junio de 1919, obligó a Alemania a aceptar la responsabilidad total por el conflicto, lo que resultó en significativas pérdidas territoriales y coloniales.