El relato bíblico, puesto por escrito entre uno y tres siglos después, indica que Saúl era hijo de Kis (o Cis) de la tribu de Benjamín y que fue ungido rey por el profeta Samuel.
saúl empezó muy bien, sólo para ver que sus posteriores acciones de desobediencia arruinaron lo que podría haber sido un gobierno brillante, que honrara a Dios, sobre la nación de Israel.
Ante el pedido del pueblo israelita al entonces anciano juez Samuel para que nombrara un rey que los librara de los invasores filisteos, aquel, aunque creía que Dios debía ser el único soberano de Israel, consultó a Yahveh y este reveló que señalaría su ungido. Samuel vio que Saúl era el escogido y lo dejó quedarse en su casa, al día siguiente derramó aceite sobre su cabeza diciendo ¿No te ha ungido Yahvé como el soberano de su heredad?; luego dio instrucciones de buscar determinadas personas con instrumentos musicales "profetizando", Saúl se encontró con esas personas donde según el relato Bíblico, el Espíritu de Dios descendió sobre él, "profetizó" en medio de ellos.
Hombre de gran valor y gran estatura, se mostró al principio un rey firme, que derrotó a los amonitas, moabitas y filisteos en numerosas ocasiones, y estableció su capital en la ciudad liberada de Jabes de Galaad.