Teorías Epistemologicas

DOGMATISMO

El dogmatismo es lo característico de todas las religiones y de todos los sistemas teóricos que defienden lo caduco, lo viejo y lo reaccionario, y que luchan contra lo nuevo, lo que se desarrolla. Particularmente dogmáticas son las teorías sociales reaccionarias que no encuentran puntos de apoyo en la realidad que evoluciona. Tesis justas en sí mismas, pero aplicadas no dialécticamente, sin tener en consideración la situación concreta que va cambiando, pueden convertirse en dogmas. En este sentido, Marx y Engels decían siempre que “nuestra doctrina no es un dogma, sino un guía para la acción”. Lenin y Stalin lucharon resueltamente contra la vulgarización dogmática del marxismo emprendida por los oportunistas de toda calaña, empeñados en embotar el filo crítico y revolucionario de esta arma teórica del proletariado.

ESCEPTICISMO

Concepción filosófica que pone en duda la posibilidad del conocimiento de la realidad objetiva. El escepticismo consecuente se conjuga con el agnosticismo. Alcanza su mayor difusión en los períodos del desarrollo de la sociedad en que los viejos ideales sociales ya se tambalean y los nuevos todavía no se han consolidado. El escepticismo como doctrina filosófica surgió en el período de crisis de la antigua sociedad griega (siglo IV a. n. e.) como reacción a los anteriores sistemas filosóficos que mediante razonamientos especulativos intentaban explicar el mundo sensible, a menudo contradiciéndose entre sí.

SUBJETIVISMO

Subjetivismo es la creencia que la realidad no es un firme absoluto, sino un reino fluido, plástico e indeterminado que puede ser alterado, en todo o en parte, por la consciencia del que percibe, o sea: por sus sentimientos, deseos o caprichos. Es la doctrina que sostiene que el hombre – una entidad de una naturaleza específica, lidiando con un universo de una naturaleza específica – puede, de alguna manera, vivir, actuar y lograr sus objetivos fuera de y / o en contradicción a los hechos de la realidad – o sea, fuera de y / o en contradicción a su propia naturaleza y a la naturaleza del universo. En esencia, el subjetivismo es la doctrina de que los sentimientos son los que crean los hechos, y por lo tanto la principal herramienta de los hombres para el conocimiento. Si los hombres lo sienten, declara el subjetivista, eso lo hace realidad.

La alternativa al subjetivismo es la defensa de la objetividad – una actitud que se basa en la idea de que la realidad existe independiente de la consciencia humana;

RELATIVISMO

Teoría idealista acerca del carácter relativo, condicional y subjetivo del conocimiento humano. Esta teoría, al admitir el carácter relativo del saber, niega la objetividad del conocimiento, considera que en nuestros conocimientos no se refleja el mundo objetivo. Semejante punto de vista se encuentra ya nítidamente expresado en la filosofía de Gorgias, aunque el relativismo tenía en él un significado positivo para el desarrollo de la dialéctica. Sin embargo, en su conjunto, el relativismo es característico de los sistemas agnósticos e idealistas subjetivos. Era, por ejemplo, una de las fuentes gnoseológicas del idealismo “físico”. El materialismo dialéctico admite el carácter relativo del conocimiento sólo en el sentido de que cada grado histórico del conocer se halla limitado por el correspondiente nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y de la ciencia, no en el sentido de negar la verdad objetiva. En la filosofía burguesa contemporánea, el relativismo se utiliza para luchar contra la filosofía marxista (Verdad absoluta y Verdad relativa).

RACIONALISMO

Teoría gnoseológica, según la cual la universalidad y la necesidad –caracteres lógicos del saber verdadero– no pueden inferirse de la experiencia ni de las generalizaciones de la misma; sólo pueden extraerse del propio entendimiento: de conceptos que le son innatos (teoría de las ideas innatas de Descartes), o de conceptos que existen sólo en forma de aptitudes, de predisposiciones del entendimiento. La experiencia ejerce cierta acción estimulante para la aparición de tales conceptos, mas su carácter de universalidad y necesidad incondicionales se deben a los modos de ver del entendimiento o formas apriorísticas que preceden a la experiencia, de la cual, según se afirma, estas no dependen. En este sentido, el racionalismo se contrapone al empirismo. El racionalismo surgió como intento de explicar las particularidades lógicas de las verdades de la matemática y de la ciencia natural matemática. Sus representantes fueron, en el siglo XVII, Descartes, Spinoza y Leibniz; en el XVIII, Kant, Fichte; en el XIX, Schelling y Hegel. La limitación del racionalismo estriba en negar el origen práctico de la universalidad y de la necesidad. El racionalismo atribuye un valor absoluto al carácter incondicional de estos rasgos lógicos, desconoce la dialéctica del tránsito del saber desde la universalidad y necesidad menores a las que son mayores e incondicionadas. El carácter limitado del racionalismo solo se supera con el marxismo, que concibe el conocimiento formando una unidad con la práctica (Conocimiento, Teoría y práctica).

EMPIRISMO

Teoría epistemológica que considera la experiencia sensorial como única fuente del saber; afirma que todo conocimiento se fundamenta en la experiencia y se adquiere a través de la experiencia. El empírismo idealista (Berkeley, Hume, Mach, Avenarius, Bogdánov, el empirismo lógico actual, &c.), limita la experiencia a un conjunto de sensaciones o de representaciones y niega que en la base de aquélla figure el mundo objetivo. El empirismo materialista (Francis Bacon, Hobbes, Locke y los materialistas franceses del siglo XVIII) estima que la fuente de la experiencia sensorial radica en el mundo exterior, que existe objetivamente. No obstante, la contradicción fundamental entre empirismo y racionalismo no radica en la cuestión concerniente al origen o fuente del saber: algunos racionalistas están de acuerdo en que nada hay en la mente que no se haya dado antes en las sensaciones. El punto principal de la divergencia está en que el empirismo infiere de la experiencia, y no de la mente misma, el carácter universal y necesario de los conocimientos. Algunos empiristas (por ejemplo, Hobbes y Hume), influidos por el racionalismo, llegaron a la conclusión de que la experiencia no es capaz de proporcionar al saber un valor de universalidad y necesidad. La limitación del empirismo consiste en sobrevalorar metafísicamente el papel de la experiencia, a la vez que subestima el de las abstracciones y teorías científicas en la cognición; consiste en negar el papel activo y la independencia relativa del pensar.

REALISMO

El realismo es una solución metafísica según la cual existen cosas reales en si mismas, fuera de la conciencia.

Dentro de esta postura se encuentra el realismo ingenuo que no realiza ninguna reflexión sobre si es posible o no el conocimiento e identifica lo percibido con el objeto sin ver la diferencia, atribuyéndoles todos los contenidos de la percepción. Por lo tanto, las cosas son tal cual las percibimos con todas sus propiedades objetivas. En cambio, el realismo natural tiene la influencia de la reflexión crítica sobre el conocimiento, distingue la percepción del objeto pero continúa proponiendo la identidad entre ellos.

La tercera forma de realismo es el crítico, que se basa en la crítica del conocimiento y en que todas las cualidades de un objeto percibido con un solo sentido existe en la conciencia cuando recibe el estímulo externo. Son reacciones de la conciencia y son propiedades que no tienen un carácter objetivo sino subjetivo. Sin embargo, suponen en las cosas ciertos elementos objetivos y causales que permiten explicar la observación de estas cualidades.

IDEALISMO

Corriente filosófica anticientífica que, contrariamente al materialismo, resuelve el problema fundamental de la filosofía, el de la relación entre el pensamiento y el ser, haciendo de la conciencia, del espíritu, el dato primario. El idealismo considera el mundo como una encarnación de la “conciencia”, de la “idea absoluta”, del “espíritu universal”. Sólo nuestra conciencia tendría una existencia real, y el mundo material, el ser, la naturaleza, no sería más que el producto de la conciencia, de las sensaciones, de las representaciones, de los conceptos.

Se distinguen dos variedades principales de la filosofía idealista: el idealismo subjetivo y el idealismo “objetivo”. El idealismo subjetivo coloca en la base de todo lo que existe la sensación, la representación, la conciencia del individuo, del sujeto. Esta doctrina está vinculada sobre todo al nombre del arzobispo inglés Berkeley (ver) y niega la existencia, más allá de nuestras sensaciones, de objetos reales, independientes del hombre, que actúen sobre nuestros órganos de los sentidos y provoquen sensaciones determinadas. El idealismo subjetivo desemboca necesariamente en el solipsismo (ver). La práctica social que nos convence a cada paso de que las sensaciones, las representaciones del hombre reflejan objetos reales, demuestra, mejor que nada, el carácter anticientífico del idealismo subjetivo, una de las formas de la filosofía idealista.