Personalidad: temperamento y carácter

Temperamento

El temperamento no es moral ni inmoral, válido o inválido. Pero evidentemente que todo tipo de temperamento es controlable mediante la razón, y por ello la conducta de cada persona no consiste en la sola actuación del temperamento, sino que el temperamento está guiado por la razón.

Podríamos identificarlo con la condición biológica que nos mueve a ciertas inclinaciones.

Caracter

El carácter es el modo peculiar de ser de cada persona, y por el cual cada uno se distingue de los demás.

El carácter es la sumatoria de varias condiciones: del temperamento, del ambiente, de la educación, de las experiencias vividas y de la madurez interior. El carácter proporciona estabilidad en la persona.

Factores que configuran el carácter

Entre los factores que configuran el carácter se encuentran:

Las experiencias positivas o constructivas.

a) Es una toma de conciencia, aún parcial, de lo que soy en sentido positivo y real: inteligencia, voluntad, iniciativa, creatividad, empuje.

b) La comprobación positiva de que algo exterior a mi persona –otras gentes, acontecimientos, situaciones, oportunidades, etc.- me favorecen, me protegen, me reafirman, me aseguran. Es decir, cuando me siento querido, aceptado, valorado.

c) Una actividad positiva hacia el mundo de tipo expansiva, afirmativa, armónica, inteligente, amorosa, decidida, alegre, enérgica.

El desarrollo de una actitud positiva.

Las actitudes positivas dependen, en alto grado, del estado de ánimo. Y, la mayor parte de las veces, el estado de ánimo es el resultado de las circunstancias externas e internas. En este sentido es importante señalar que la mayoría de las personas son dominadas por factores externos y llevadas a un estado de ánimo.

El tercer factor es el Autocontrol.

Teniendo control de nuestra conducta, evitamos el surgimiento de tendencias perjudiciales para nuestros objetivos conscientes.

La familia como agente educador

Desde niño tengo la clara conciencia de que la familia es la primera escuela, la primera iglesia y el santuario de la vida. Por eso, la familia resulta insustituible en el proceso de desarrollo y crecimiento del ser humano.

Es una realidad irrefutable que en la vida se piensa y se actúa a partir de la educación que se posee: “La familia que obra bajo los principios de la rectitud y demás buenos valores humanos, proyectará en sus hijos una conducta afín a estos principios.
Igualmente una familia que se encuentre debilitada, desintegrada o carente de valores no podrá infundir buenas costumbres en sus retoños.

Si en cualquier situación cotidiana en las que nos encontremos, observamos el comportamiento de algún niño en particular, podemos obtener indicios sobre los valores que pueden estar inculcándosele en su hogar. También podríamos observar algunos antivalores que aprenden de sus casas.