La fe en el cristianismo es una virtud teologal y se basa en la obra y enseñanzas de Jesús de Nazaret. En lugar de ser pasiva, la fe conduce una vida activa alineada con los ideales y ejemplo de vida de Jesús. Y finalmente está la cenicienta de la inteligencia, la espiritual (IES) a la que casi nadie hace caso y que muchas personas pasan a lo largo de su vida sin apenas conocerla. Para que se manifieste necesita del silencio, del recogimiento, del pararse, para encontrar el sentido de la propia vida y del cosmos. Como se puede ver hasta aquí no ha aparecido la fe.